El ozono médico, como puede leerse en sus principales características, “interacciona con los ácidos grasos polinsaturados, que están en un porcentaje elevado del organismo, generando peróxidos orgánicos, aldehídos, peróxidos de hidrógeno y ozónidos, los cuales en cantidades adecuadas y controladas ejercen diferentes acciones biológicas”.
Las propiedades del ozono lo han convertido, a lo largo de su historia, en una terapia médica valiosa, y en un gran complemento para la medicina clásica, en tanto que está comprobado que su empleo ayuda a mejorar la calidad de vida en personas con enfermedades críticas.
El ozono resulta de gran utilidad para distintos tratamientos combinados, de forma aislada, o para distintos tipos de patologías como:
- Osteoporosis.
- Hernias discales.
- Situación de estrés.
- Celulitis.
- Inflamaciones articulares en Ortopedia y Reumatología.
- Quemaduras y abscesos.
- Activador general del sistema inmunitario.
- Heridas y úlceras
- Entre otras…
Por tanto, dentro de las principales propiedades terapéuticas del ozono encontramos las siguientes:
- Antiagregante plaquetario.
- Efecto germicida.
- Intervención en la síntesis y/o liberación de autacoides.
- Regulación del metabolismo.
- Modulación del sistema inmunológico.
- Modulación del estrés oxidativo biológico.
- Mejora el metabolismo del oxígeno.
- Es analgésico y antiinflamatorio.
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